martes, 15 de marzo de 2011

La relacion de las plantas medicinales, el hombre y el cosmo.





El Kybalon , menciona que existen siete principios o leyes, que rigen el universo tanto desde el macrosmos del universo hasta el microcosmos del hombre. Según estos principios, existe una correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los estados o planos del ser y la vida.

Las fuerzas que se plasman en los distintos planos de la creación, son igual en su naturaleza, aunque distintos en su apariencia.

En el mundo vegetal cada planta contiene fuerzas o principios que le otorgan cualidades o virtudes, los alquimistas denominaban a este principio “signatura rerum”, lo cual significa “impronta o marca”, también se le ha conocido como: “teoría o doctrina de las signaturas”.

Así, los que sabían utilizar las plantas, buscaban meticulosamente en los signos externos de la planta la energía contenida en ella, pues la forma sólo es el vaso que contiene la vibración energética. Al ingerir la planta a través de distintas preparaciones, ésta logra que los humanos puedan resintonizarse, mediante el equilibrio de la frecuencia, de la cual la planta es la portadora.

Para este tipo de medicina, cada parte del cuerpo esta gobernada por un principio distinto. Así, frente a un desequilibrio, el sanador recurría a varias plantas, que le otorgaban su energía portadora.

Así también autores gnósticos, como Víctor Gómez, más conocido como Samael Aun Weor mencionan que cada planta contiene un “elemental”, los cuales, en palabras simples, son como el “alma de la planta”. También nos menciona que el que sana es el elemental, no la planta en si. En el proceso de recolección y corte de estas plantas para medicinas, se debe realizar un ritual, a una hora determinada, en donde se hace un “mantra”, en el cual la persona que va utilizar la planta agradezca por este regalo, con cariño y amor.

Los griegos representaban estas leyes o cualidades universales en los siete planetas conocidos por ellos, los cuales son: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, a partir de los cuales, intentaban hacer analogías con el “microsmos del hombre”, y las demás creaciones de la naturaleza, para esto las intentaban agrupar bajo un mismo signo.

A continuación mencionaremos algunas analogías básicas entre estos planetas, el cuerpo humano y las plantas medicinales.

El “Sol”, representa el centro de la personalidad del hombre, principio masculino que otorga las cualidades de: calor expansión, vitalidad, resistencia física y psíquica. La parte del cuerpo relacionada con él, es el corazón. Las plantas relacionadas con este astro son: limón, naranjo, toronjil, abedul blanco, pomelo y bergamota.

La “Luna”, expresa el principio femenino, materno, ligado a los ciclos y funciones femeninas. El elemento ligado a ella es el agua, a través de la gravitación y su ciclo de 28 días. Controla los líquidos corporales del hombre y la naturaleza terrestre. Además, se relaciona con el reposo y el sueño. Está asociada a las funciones cerebrales. Sus plantas son: azahar, abedul blanco, alcanfor y jazmín.

“Mercurio”, asociado a aquel dios mensajero que aparece en la mitología griega como versátil, inteligente y astuto. Representa todo lo que son las transmisiones e intercambios corporales. Además es el principio de la comunicación. Rige el sistema nervioso, el lenguaje, el oído, la respiración, el intestino y el cerebro, junto con la Luna. Las plantas asociadas a él son: verbena olorosa, cilantro, cardamomo, citronela, comino e hinojo.

“Venus”, se relaciona con la diosa “Afrodita”, de connotación femenina, nos habla de la sensualidad, estimula la creación artística y los afectos, con la belleza y el amor. Fisiológicamente está relacionada con los ovarios, la circulación venosa, la piel y en especial los procesos que tienen que ver con la conservación de nuestro cuerpo. La energía de Venus nutre nuestro cuerpo, mitiga, acoge, da fertilidad y erotiza. Las plantas relacionadas son: verbena olorosa, abedul blanco, clavo de especie y árbol de té.

“Marte” es el señor de la guerra por excelencia, de energía masculina, es la expresión de virilidad, fortaleza y sexualidad, aunque también puede representa los impulsos sin reflexión y la agresividad. A nivel corporal, representa las defensas de nuestro cuerpo e interviene en la absorción del hierro. Las plantas relacionadas a él son: canela, cilantro, albahaca y pino silvestre.

“Júpiter” es el padre de los dioses, sus atributos simbólicos son: la expansión, la justicia y el carácter sagrado. Está representado en el “microcosmos corporal”, es decir, por los procesos de crecimiento, la energía liberada por sustancias nutritivas y el metabolismo de dichas sustancias, además de la conservación de la elasticidad, el funcionamiento hormonal, y en especial, las del hipotálamo y la circulación arterial. Las plantas que representan esta energía son: cedro, jazmín, árbol de té, melisa, menta y nuez moscada.

“Saturno”, es el señor del tiempo y de los tiempos, ciclos, eras o edades. También conocido como “Cronos”, padre de los dioses, que se comía a sus hijos al nacer, pues según una antigua profecía uno de éstos, le quitaría su trono entre los dioses. Finalmente es derrotado por su hijo “Júpiter”, el cual libera a sus hermanos. Mira al mundo desde el exterior, es el límite entre la materia y lo inmaterial, es la fuerza que conduce a la concentración de la materia y luego a la desintegración. Anatómicamente está relacionado con el esqueleto o con los tejidos concentrados, como las uñas, los dientes y los fluidos concentrados, tales como la bilis y la orina. Al ser el señor del tiempo controla la memoria y crea el sentido filosófico. Las plantas relacionadas con él son: cedro, alcanfor, mirra, ciprés, eucalipto y enebro.

A partir de esta breve exposición, nos podemos dar cuenta como el universo es una interrelación entre las distintas conciencias de los seres, como todo tiene un sentido último y nada es puesto en la naturaleza por mero azar.

En coherencia con dicho principio, observamos que también la capacidad de sanar, comienza con redescubrir nuestro mundo, y con tomar conciencia de nuestro ser. Para muchos de nosotros, ello implica comenzar a ver el mundo de una manera bastante diferente a lo acostumbrado y cuestionar algunos conceptos sobre los que siempre se nos ha dicho que fundamentan nuestra realidad cotidiana.

Así podemos decir que el conocimiento, en este sentido, requiere una actitud permanente de aprendizaje, una mentalidad abierta que nos permita ir desarrollando nuestro propio camino de sabiduría, sobre nosotros mismos y nuestro mundo. Como nos diría el doctor mexicano, Jacobo Grinberg-Zylberbaum, desaparecido en extrañas circunstancias: “Todo es una señal y enseñanza para el que sea capaz de despertar.”

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